Filtros que imposibilitan la visión: Parte I – El filtro de la enseñanza
[pullquote]Desafortunadamente, nuestra naturaleza religiosa tiende a «acampar» y a conformarse con lo que ya conoce o ha experimentado en Cristo cuando Dios desea que lleguemos a conocer, en un grado más alto y profundo, a un glorioso Señor sin límites y cuyas riquezas ¡son insondables e incalculables![/pullquote]
Cuando tenía 18 años se me encontró que tenía una rara variedad de cataratas en ambos ojos. En caso de que no lo sepas, una catarata es una especie de nubosidad en el cristalino del ojo que gradualmente puede causar ceguera. Mi caso fue muy raro por dos razones: Primero que era demasiado joven para contraer cualquier tipo de catarata; y segunda que se trataba de una variedad muy rara que regularmente solo aparece ¡cuando alguien es alcanzado por un rayo! El doctor decidió que debía esperar a tener más edad para intervenirme quirúrgicamente pues para entonces el ojo tendría mayor flexibilidad para este procedimiento. Esperamos hasta que tuve 35 años y para entonces la nubosidad se había complicado tanto que manejar de noche se volvió inseguro para mí. Cuando se completó la primera cirugía en uno de mis ojos la diferencia fue tan grande ¡como lo es la noche del día! No tuve idea de cuanta nubosidad había desarrollado en mi ojo hasta que pude compararlo con el otro ojo en el cual todavía tenía catarata.
Disculpe las referencias personales pero me es necesario contarle esta historia para poder llegar al punto que deseo compartirle: Cuando tenemos algo bloqueando nuestra visión, puede crecer en una forma tan gradual que incluso dejamos de darnos cuenta que esta ahí. Todos tenemos filtros que bloquean nuestra visión y que nos impiden ver al Señor claramente, pero esto se vuelve un verdadero problema cuando el mismo Señor desea convertirse en nuestro todo en todos pues estos “filtros” nos impiden verle en toda su plenitud. Permítame explicarlo con un ejemplo de uno de estos filtros en el Nuevo Testamento.
[pullquote]Un ejemplo en las Escrituras[/pullquote]
La escena se desarrolla en una pequeña aldea de Betania a solo dos millas de Jerusalén. Lázaro, un buen amigo de Jesús, ha muerto y sus dos hermanas María y Marta (y el resto del pueblo) se encuentran terriblemente descontrolados. Jesús finalmente llega al lugar cuatro días después de la muerte de Lázaro. Esto está registrado en Juan 11:20-27. Marta se acerca entonces a Jesús y le dice que si hubiera estado ahí antes su hermano no habría muerto. Jesús le dijo que su hermano se levantaría otra vez. ¿Cómo respondió ella a esto? Comenzó a citar algunas de las enseñanzas rabínicas acerca de la resurrección: “yo sé que él será levantado otra vez en la resurrección en el último día.” Enseguida Jesús hace una increíble declaración: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente, ¿Crees esto?”…
Entonces la respuesta de Marta fue muy reveladora: “Si Señor; he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.” Por supuesto, esto no era lo que el Señor le preguntó. Él le había preguntado si creía que Él era la resurrección y la vida, sin embargo, ella no pudo ver a Cristo como su Resurrección y Vida debido a que su visión de Él fue obstaculizada por las enseñanzas que ella había recibido. En ese instante, la mismísima Resurrección y la Vida estaban de pie delante de ella y lo único que ella pudo ver ¡fueron sus enseñanzas! Ese es el poder de un filtro.
[pullquote]Nuestra propia visión bloqueada por causa de las enseñanzas[/pullquote]
¿Cuantos de nosotros nos hemos perdido de ver a Cristo en un grado mayor por causa de las limitaciones de este tipo de filtro? No estoy diciendo que todas las enseñanzas sean malas o destructivas, el problema está en lo que hacemos con ellas. Desafortunadamente, nuestra naturaleza religiosa tiende a “acampar” y a conformarse con lo que ya conoce o ha experimentado en Cristo mientras que Dios desea que lleguemos a conocer, en un grado más alto y profundo, a un glorioso Señor sin límites y cuyas riquezas ¡son insondables e incalculables!
Y no solo eso, la enseñanza en si misma puede llegar a acaparar toda nuestra atención y no el Señor. Pablo nos dijo en el primer capítulo de la carta a los Colosenses que el propósito de Dios es que Cristo MISMO llegue a ocupar el primer lugar en todo, no las enseñanzas sobre Cristo sino la mismísima persona de Cristo. Lamentablemente los cristianos aman enfocarse en cualquier otra cosa que no es la persona de Cristo. Cuando esto ocurre, usted tiene un filtro.
Mientras Marta se enfocaba en las enseñanzas acerca de la resurrección y las profecías mesiánicas acerca del Cristo, aún y cuando la Persona que ES la resurrección y la vida estaba parada justo frente a ella, ella no pudo verlo a ÉL.
Señor Jesús, que podamos volvernos completamente a Ti y te abracemos solamente a Ti de tal manera que todos los velos que tengamos sean quitados de nuestros ojos y tu propósito sea cumplido.
“Pero cuando se vuelvan al Señor, el velo se quitará…”
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” 2 Corintios 3:16,18