¿Por qué la Iglesia Orgánica no es precisamente un movimiento?
Si la fuerza impulsora de cualquier movimiento o fenómeno no es Jesucristo, estamos construyendo castillos en el aire.
Las palabras son algo divertido. A veces una palabra puede sumergirse en el agua potable de una subcultura y transformarse en barro. Una palabra se convierte en barro cuando pierde su significado universal y es moldeada para adoptar diferentes significados para diferentes personas. Este es el caso de la frase «Iglesia Orgánica».
Iglesia orgánica o «la expresión orgánica de la iglesia», o «la vida orgánica de la iglesia» son términos que debemos a un hombre que rara vez mencionamos en estas discusiones, el autor británico y maestro T. Austin Sparks. Hasta donde sé, él fue la primera persona en utilizar este término, el cual citó en muchas ocasiones. Cuando T. Austin Sparks utilizó la palabra «Orgánica» para referirse a la iglesia, él no estaba hablando de un sistema, un método, una técnica, ni de un movimiento. Por el contrario, él estaba hablando de la expresión particular de la iglesia al vivir acorde a la naturaleza que como organismo vivo Dios le impartió.
Observe estas palabras:
El camino y ley de la plenitud de Dios son una vida orgánica. En el orden divino, la vida produce su propio organismo, ya sea vegetal, animal, humano, o espiritual. Esto significa que todo proviene del interior. Cosas como función, órden y frutos provienen de esta ley de vida en su interior. Es específicamente por este principio que tuvo lugar lo que leemos en el Nuevo Testamento. El Cristianismo Organizado ha invertido completamente este orden.
Tomando este mismo sentido de Sparks, he estado usando los términos iglesia orgánica y expresión orgánica de la iglesia desde 1993. No solo para Sparks sino para mí y muchos otros, iglesia orgánica se refiere a un grupo de creyentes aprendiendo juntos a vivir por la vida de Cristo que habita en ellos, y por causa de esa vida, la iglesia adquiere cierta expresión. Esa expresión está marcada por algunas de las siguientes características: el funcionamiento de cada miembro del cuerpo, la centralidad y supremacía de Jesucristo, la toma de decisiones consensadas, reuniones de participación abierta, y la transición por diferentes tiempos (es decir, que la iglesia no está sujeta a rituales sino que se mueve de acuerdo a la estación en la que se encuentre).
Hoy la frase iglesia orgánica se encuentra de moda, pero se ha convertido en barro. Algunos la han moldeado como un método de iglesia para ganar almas y transformar el mundo para Cristo, un sentir que se remonta a D.L. Moody y J.R. Mott. Estos defensores ven a la iglesia como un cuartel ganador de almas. Su misión principal es la evangelización mundial.
Otros la han moldeado como un sinónimo de iglesia en casa. Una iglesia en casa es simplemente un grupo de Cristianos que se reúnen en una casa para adorar corporativamente. Esto puede tomar un sin número de formas y expresiones. Las iglesias en casa pueden variar desde servicios institucionales en bancos firmemente anclados al suelo de la sala de una casa hasta gloriosos estudios bíblicos, cenas, clubes para «bendición personal», comunidades Cristianas saludables o cultos de primera categoría.
Como muy frecuentemente he dicho, reunirse en una casa no te hace iglesia lo mismo que sentarte en una tienda de donas no te hace oficial de policía (con el respeto que los oficiales de policía se merecen; de hecho la mejor parte de mi familia trabaja como servidores de la ley). No hay nada mágico en reunirse en casa, y la sala, aunque es un lugar perfecto de reunión, nunca debe convertirse en la pasión de un Cristiano.
Consecuentemente, entre aquellos que son considerados como voces de lo que algunos llaman el movimiento de la iglesia orgánica, no todos están de acuerdo sobre lo que la iglesia es, ni como se expresa en la tierra, ni han visto cara a cara la intención suprema de Dios.
Dicho esto, la iglesia orgánica no es un monolito, y por lo tanto, no puede definírsele como un movimiento.
Creo que sería más preciso decir que hay un fenómeno en nuestros días donde un sinnúmero de Cristianos están abandonando las formas institucionales de la iglesia para explorar formas no tradicionales, en la búsqueda de una comunión viva y auténtica.
Me he estado reuniendo en expresiones orgánicas de la iglesia (como antes lo expliqué) por los últimos 21 años, y desde mi perspectiva mucha de la gente que actualmente está abandonando la forma institucional de iglesia lo hace siguiendo un instinto espiritual. Están diciendo y pensando «Debe haber más de Jesucristo y su cuerpo que esto», o como Reggie McNeal alguna vez dijo, «Un gran número de personas están abandonando la iglesia institucional por una nueva razón. No se van porque hayan perdido su fe, la están abandonando para preservarla.»
Algunos están llamando a esto un mover de Dios, otros lo ven como una desviación de la voluntad de Dios (para ellos, dejar la forma institucional de iglesia significa dejar a la iglesia misma), y por supuesto, otros lo están llamando un movimiento.
Sin embargo, aquí hay unas cuantas observaciones con respecto al interés de experimentar la vida de iglesia orgánica. Note que esto es como se ve el terreno desde mi colina. Mientras yo estoy viendo la parte de atrás de las rocas, puede ser que otros puedan ver sus frentes.
- El retorno a formas más orgánicas de la iglesia (la iglesia como un organismo en lugar de la iglesia como institución) no es nada nuevo. Los E.U. han tenido dos fenómenos ya. Uno ocurrió en los años 60’s y principios de los 70’s. Mucha gente joven en América vino a Cristo y encontró una comunión auténtica. Esto fue posteriormente afectado por un movimiento autoritario que lo sofocó hasta destruirlo. El otro ocurrió a finales de los 80’s y principios de los 90’s.
- El impulso de regresar a la vida de iglesia orgánica ha ocurrido históricamente en otros tiempos y lugares. Usted puede encontrarlo entre los Reformadores Radicales, particularmente en los Anabautistas. Tuvo un hermoso comienzo en Plymouth, Inglaterra, que luego fue conocido como la hermandad de Plymouth, y más tarde en China entre quienes fueron llamados el Pequeño Rebaño. (Cada uno termino en un lugar diferente de donde inició, pero esa es otra discusión.)
- Cada una de estas corrientes de la fé Cristiana no se propusieron cambiar el mundo. Ese no fue su motivo principal. En lugar de eso, se consagraron para agradar al Señor y para hacer una casa para él en esta tierra. Ellos trataron de volver a la centralidad de Jesucristo y a la experiencia viva de su cuerpo. Como resultado de ello, algunos de ellos tuvieron una profunda influencia en las sociedades circundantes. Pero esa no era su meta.
- La mentalidad de movimiento siempre parece infiltrarse en cualquier movimiento genuino de Dios. Estoy definiendo movimiento aquí, como la idea de que grande es mejor y números significan éxito. Históricamente, la iglesia de Jesucristo también atraviesa por esas temporadas. Algunas de ellas están marcadas por avivamientos donde muchas almas son traídas al reino de Dios. Tiempos en los que el esfuerzo para guiar a la gente a Cristo es casi innecesario. Pero mientras los avivamientos producen crecimiento numérico, estos no producen profundidad. Somos sabios en observar que Pablo plantó aproximadamente 13 iglesias durante toda su vida. El apóstol estaba mucho más ocupado en la calidad (oro, plata, y piedras preciosas), que en conseguir grandes números (ver. 1 Cor. 3).
- Históricamente los movimientos se vuelven monumentos (o se salen de sus vías) cuando Jesucristo no es el frente, el centro y el fundamento. Cuando alguna otra cosa (incluso algo bueno como tratar de cambiar el mundo, salvar almas o multiplicar iglesias), esto sustituye la búsqueda de Cristo y nos lleva a perder nuestro camino.
En resumen: Hay un fenómeno ocurriendo en nuestros días. Quizá un movimiento del Espíritu de Dios. Pero no es nada nuevo. Es simplemente la repetición de corrientes anteriores. Lo que determinará su éxito, su longevidad, y calidad no es ninguna técnica o método humano. El parte aguas debe ser Jesucristo como el único fundamento, su centralidad, y su supremacía. Soy muy consciente de que virtualmente cada Cristiano de alguna forma clama que Jesús es el centro de lo que está haciendo. Pero escuche con atención a la retórica, y descubrirá si es Cristo o alguna otra cosa lo que está siendo impulsado o promovido.
Muchas cosas pueden remplazar a nuestro Señor. Pero el propósito eterno de Dios «“el cual ha estado en su corazón desde antes de los tiempos- jamás será alcanzado si nuestro primer sonido fuera de la caja es una nueva forma de hacer iglesia, un método para multiplicar iglesias, o una técnica para cambiar el mundo. El propósito de Dios solamente será restaurado si singular y ciegamente hacemos a Cristo nuestra búsqueda, nuestra vida, y nuestro motivo. Todo lo demás emergerá de ello.